Har Mar Superstar es un personaje inclasificable; al menos a priori. Es un tipo gordito, entrado en años y con síntomas de calvicie prematura. Aún así no duda en desnudarse sobre el escenario y usar prendas propias de una estrella del glam. Ha teloneado a Incubus y The Strokes. El NME le ha elegido “Hombre Rock & Roll del año”.
Ha pasado cuatro meses en Ibiza como DJ y corresponsal de un canal de TV. Todo parecía indicar que, con la escucha, al fin, de este álbum se iban a despejar muchas incógnitas. Pues bien, no ha sido así. Cuando el equipo de música marca el minuto 0:36 de la primera canción, una delicada voz fluye sobre una línea de bajo funky y todas tus apuestas se van al garete. Resulta que este tipo va en serio... y no lo hace nada mal. Consigue buenos resultados en los temas en que afloran sus influencias más evidentes (Prince, Stevie Wonder, Elton John), pero flaquea cuando se aventura en el hip-hop. En “Body Request” se convierte en algo así como el primo freaky de Justin Timberlake. Y es que Har Mar se atreve con todo. Incluso, en “Cut Me Up”, con Karen O (Yeah Yeah Yeahs) en clave electro. Ahora todo cuadra.
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