Alejado de los focos de la actualidad, asumiendo con honestidad que no eres un genio y consciente de que tu vida gira entorno a la música, puedes hacer lo que te sale del pirindolo. Scott McCaughey reúne todas esas características y encima tiene una agenda de colegas comparable a la de Beth Orton, por eso cada cierto tiempo se nos descuelga con un álbum coral.
La novedad reside en esta ocasión en que este álbum es el que rinde un mayor y mejor homenaje a sus héroes. Ecos de los Beatles, The Byrds, The Sonics y Beach Boys se dan la mano a lo largo de trece temas resultones en los que te puedes encontrar a nombres de la talla de Peter Buck (REM), Jeff Tweedy (Wilco), John Stirratt (Wilco), Colin Meloy (The Decemberists), John Wesley Harding, Ken Stringfellow (The Posies) más media plantilla de los músicos de Seattle más veteranos como Bill Rieflin (Ministry, Sweet 75). Un disco para disfrutar alejado de los focos de la actualidad y asumiendo que McCaughey no es un genio, pero que maneja a la perfección los recursos típicos del género.
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