The Growlers vuelven con un álbum nuevo después de tres años de vacío en los que sólo vio la luz ‘Casual Acquaintances’, un compendio de B-sides de su anterior trabajo ‘City Club’. Vuelven también The Growlers con un sonido más cercano al que lucieron con indudable éxito en sus pri-meros proyectos, tras los dos trabajos ya mencionados, en los que la influencia de Julian Casablancas hizo que el grupo se alejase del sonido Beach Goth que les caracterizaba y se abrazasen a otras tendencias más cercanas a las que plantea el ex vocalista de The Strokes.
Es este ‘Natural Affair’ un disco que consigue mezclar con solvencia las dos vertientes del grupo californiano. Por un lado, vuelven a exhibir una atmósfera vintage que pocos consiguen plasmar como ellos en sus canciones; por otro, siguen ahondando en la experimentación -esta vez más matizada-, influenciados por sonidos de los 70 y los 80, que van de lo funky a The Smiths. El resultado es positivo y, además, consiguen imprimirle una aureola de optimismo a su música que siempre les ha sentado muy bien.
El cambio que podemos disfrutar en ‘Natural Affair’, salvando las distancias, llega a recordar al que vivieron los proyectos de Alex Turner cuando empezó a mirar al pasado para dotar de una estética diferente a su música. Ni Turner ni la banda de Nielsen han perdido su identidad, ni han bajado un ápice la calidad de sus letras, pero se les escucha más sofisticados, más cool.
‘Natural Affair’ es un álbum que suena muy bien, como todo lo que ha visto la luz bajo el sello de The Growlers’, y que cuenta con magníficas canciones como ‘Pulp of Youth’, ‘Coinstar’, la satírica crítica contra las redes sociales que es ‘Social Man’ o ’Die and Live Forever’, que cierra el disco de la mejor manera posible: recordándonos los tiempos de ‘Chinese Fountain’ o ‘Hung at Heart’ mien-tras abren una puerta para que entre aire fresco. Un juego a dos bandas realmente complicado de llevar a cabo con éxito en el que salen victoriosos.
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