Sería una estupidez introducirse en el disco de una banda veterana de rock&roll buscando innovación y nuevas experiencias. Lo que realmente puede justificar un episodio más en una larga carrera como la de The Godfathers, es que se muevan en los territorios que mejor han habitado durante su trayectoria y nos presenten un nuevo trabajo con buenas canciones y suficiente dosis de energía, cosa que han conseguido en “A Big Bad Beautiful Noise”. Algunas bandas de rock con un buen número de décadas a las espaldas aguantan bien el tirón repasando en directo sus viejos éxitos - como comprobamos hace poco con The Damned-, pero no son tan abundantes los casos en los que sean interesantes sus nuevas composiciones. “Jukebox Fury”, la única publicación de los londinenses en este milenio, era un buen disco, pero no tenía la pegada del presente trabajo.
Es muy probable que la recuperación de la furia de su rythm&punk característico sea debida a la completa renovación sanguínea - solamente queda Peter Coyne de la formación original- , pero no hubiera sido posible sin una actitud altamente predispuesta y una bien dirigida producción a cargo de Steve Crittall, Paul Robert Gray y la misma banda. Con “A Big Bad Beautiful Noise” empiezan golpeando de manera tremenda y marcando el devenir del disco: guitarras sucias y cortantes, una sección rítmica que percute sin cesar y un Coyne crudo en interpretación y letras. “Till My Heart Stops Beating”, “Defibrillator” y “Let’s Get Higher” son auténticas cuchilladas de rock&roll. Solamente en el exquisito medio tiempo “One Good Reason” y en “You And Me Against The World”, la estoica balada con la que cierran el disco, nos permiten un pequeño respiro
“A Big Bad Beautiful Noise” es un disco rotundo y muy completo, que redibuja los buenos tiempos de la banda para transportarla a la actualidad, perfecto para sumar un puñado de canciones a un repertorio de directo ya de por sí de gran solidez.
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