Anti-Flag son quizá uno de los grupos punk-rock con éxito comercial que de una manera más fiel recrean el espíritu combativo de The Clash. En su noveno álbum largo, la rapidez y furia siguen acompañando a unas letras que no dejan de homenajear a los héroes cotidianos del trabajo y demás “saboreadores” de recortes sociales. No en vano, “1915” es un tributo a Joe Hill, sindicalista ejecutado ese año y autor de la canción “There Is Power In A Union”, mientras que “This Is The New Sound” es una llamada contra la docilidad laboral. Son quizá dos de los mejores momentos de un disco que no desentona en la discografía de los de Pittsburgh, y junto a los que temas como “The Neoliberal Anthem”, “The Ranks Of The Masses Rising”, “Nothing Recedes Like Progress”, “The Ghosts Of Alexandria” o la furibunda “I Don’t Wanna” no actúan como relleno y sí como nuevos clásicos a corear en los directos de Justin Sane y sus activistas secuaces. “The General Strike” es un disco para ganar seguidores entre punk-rockers agobiados más que para perder puristas.
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