Viendo la obra posterior de Nico, “Chelsea Girl” fue todo un espejismo. Ese ejercicio folk de arreglos pluscuamperfectos y claro aliento pop, no representaba la torturada personalidad de una artista con un complejo mundo interior. Tan solo la extrema melancolía que destilaban algunas canciones hacía intuir lo que vendría después.
Esta antología recoge los dos discos que siguieron a su debut, “The Marble Index” y “Desertshore”, dos muestras de folk rock vanguardista de aires casi góticos, nada complacientes y de difícil escucha, supervisadas por John Cale, la única persona que fue capaz de entender lo que pasaba por la cabeza de la bella cantante alemana. En ellos se dan cita canciones angulosas y oscurísimas sobre los límites de la cordura, la muerte y la depresión más absoluta. Apenas sale la luz, pero cuando lo hace, sobre todo en “Desertshore” y en temas como “My Only Child”, “Afraid” o “Le Petit Chevalier (esta última interpretada por su hijo), conmueve de una forma casi sobrehumana.
Esta trilogía sobre el desánimo se completaría cuatro años después con “The End”, uno de los discos más corta-venas de la historia del rock y una verdadera puerta al infierno.
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