A finales de 2011 los chicos de Stay, cogían una furgoneta y se marchaban a Liverpool. ¿El objetivo? Grabar un disco. ¿El resultado? “The Fourth Dimension”, un trabajo orgánico y vivencial, que ha marcado un punto y aparte en la concepción de las canciones de estos catalanes.
Los diez temas del álbum, que se distribuyen en dos caras (la 1 y la 2), han sido grabados en una o dos tomas, una técnica que Stay ya desarrolló en tiempos de su Ep “Kashmir Reflection” (08), y cuyos resultados no restan mérito a la producción analógica del conjunto, en la que destacan sitares, guitarras de doce cuerdas y viscerales órganos.
El lado más experimental, ese que la banda lleva investigando desde su formación hace ya una década, lo marca la ácida “I Don’t See Myself”, que cierra el disco. Pero la cuna del brit pop, que tan presente sigue estando en sus canciones (aunque revisado y adulterado con dosis, no pequeñas, de psicodelia) no es el único destino de este viaje. Cambiando la furgoneta por una máquina del tiempo, (el cuidado diseño del disco gira en torno a este aparato) los músicos se han dirigido hacia épocas en las que los popes del folk dominaban el mundo. El nombre del disco no es el único guiño a The Byrds, sino que Stay incluyen también una dedicatoria explícita al bueno de Gram Parsons y a Townes Van Zandt, en los créditos.
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