El productor de los loops y las secuencias interminables The Field regresa con un quinto largo en el que se despide a ratos de las consignas que hicieron de él uno de los músicos más personales y reconocibles de la hornada de Kompakt de la década anterior. Si bien en cortes como “Monte Veritá” o en “The Follower”, que da título al álbum, encontramos atisbos de aquel halo circular y esperanzador del maravilloso “From Here We Go Sublime” (07), esta vez el sueco aprovecha para tantear sendas más lóbregas y fantasmales marcándose un tecno lineal repleto de claroscuros y sensaciones encontradas. Un disco que actúa en el oyente a modo de viaje, capaz de trasportarle a toda velocidad por esos paisajes nocturnos que irremediablemente habitan en el interior de nosotros, en una suerte de sesión de hipnosis de la que solamente se puede salir reconfortado.
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