Que un álbum compuesto por seis cortes, de más de diez minutos cada uno, se titule "Inifinite Moment", resulta toda una declaración de intenciones. Es el caso del último trabajo del sueco, que brinda un alegato al midtempo progresivo con la pista de larga duración entre ceja y ceja. Una especie de shoegaze modular más ambiental que lo que venía publicando hasta la fecha.
Abre el disco 'Made Of Steel, Made Of Stone', horneado a bajos bpm y que actúa como piedra angular en la que se basa el resto de la estructura del álbum. Porque como éste, el trabajo se aleja de la pista para centrarse en emotivos loops de largo recorrido que se componen y descomponen para resurgir más tarde en diferente fondo y forma.
Su rítmica destaca en 'Hear Your Voice', con épicos pads y base sincopada, igual que las transiciones -pasando de un techno ambiental al breakbeat- de 'Divide Now', o el guiño al acid de antaño en 'Who Goes There'. Y es que aunque unos puedan echar en falta ciertos toques más cañeros, este largo parece la progresión natural de un artista que defiende su ideario de identidad a plomo.
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