Cualquier manual dedicado al noble arte de la seducción te dirá que, una de esas reglas que hay que cumplir a rajatabla, es la de no mostrar todos tus ases a las primeras de cambio. Que hay que guardarse al menos un par de golpes de efecto para acabar de encandilar al sujeto deseado. Pues bien, The Felice Brothers se han olvidado de la norma y eso le ha restado capacidad de sorpresa y pegada a su nuevo trabajo, este estupendo “From Dreams To Dust” que nos ocupa.
De hecho el primer tema que nos regalaron los de Palenville a modo de adelanto fue una balada preciosa titulada “Inferno”, tejida alrededor de la guitarra acústica de Ian Felice, pero sobre todo de su voz arrastrada y fangosa que marca a fuego esta alucinada tonada fruto de un sueño febril. Tras esta vino otro puñetazo en pleno rostro. “Jazz On The Autobahn” tenía toda la intención de mostrarnos como sonará el Apocalipsis y lo logra. El fin del mundo sonará con el mismo toque de trompeta que sirve de hilo conductor de esta costumbrista historia repleta de potentes imágenes cinematográficas. Una road-song que gira sobre un Corvette y profundiza en esos Estados Unidos de perdedores y perdidos. Después vendría “Silverfish” un comatoso crescendo en forma de balada, en la que el piano de James Felice es tan protagonista como esos versos desquiciados fruto de esos sueños en forma de pesadilla que dan título al disco. Y como último adelanto “To-Do List” canción que es justamente eso: una lista de quehaceres lanzada bajo el trotón ritmo de una batería que desemboca en el típico solo de guitarra marca de la casa, es decir, tan destartalado como afilado.
Y así, con el póquer de ases sobre la mesa, llegó el disco y me dije: ¡Demonios es un gran álbum! Pero cómo me hubiera gustado escucharlo solo y del tirón sin saber nada de antemano. Solo así habría apreciado la intensidad de “All The Way Down” en su totalidad. Solo así habría percibido la ironía terrible y descarnada de “Celebrity X”. Solo así me habría dado cuenta del despiadado lenguaje con el que habla el dinero (“Money Talks”) y lo comatosa que puede llegar a ser una balada inspirada en el “Valium”.
The Felice Brothers lo han vuelto a hacer y van... un montón de veces. Lo cuál todavía hace más sangrante que el mejor combo de americana que puebla la Costa Este de los Estados Unidos no tenga el reconocimiento que sin duda merece. Vale que han tenido algún patinazo y que no son de los que acatan las reglas del juego de la industria, pero si hay un grupo que simboliza el espíritu renacido de The Band sobre la faz de la tierra, sin duda son ellos. Y estos sueños alucinados en forma de álbum no hace más que confirmarlo de nuevo.
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