Resulta tremendamente significativo que los grupos que más están aportando vías regeneracionistas a la materia rock en estos últimos años sean bandas sexagenarias como Swans o azotes del formato canción tan viscerales como Scott Walker. El relevo hace tiempo que es inexistente, y la única opción es seguir confiando en propuestas como Tinariwen y su blues del desierto, y The Ex. Grupos que, a partir de la experiencia, hablan en idiomas ajenos a la caligrafía anglosajona o que, en el caso de los holandeses, la han conectado con un profundo groove africano.
Así vuelve a suceder en "27 Passports", su primer álbum per se en ocho años. Un documento que explora las posibilidades eléctricas del catártico trío de guitarras, comandado por el insaciable Andy Moor. De sus continuos viajes y colaboraciones, han sabido reconducir lo aprehendido hacia el hueso de su sonido, oscilando entre el post-punk y el noise de derribo.
Con el ritmo como fuerza centrífuga, Katherina Bornefeld guía la tormenta de riffs propagada por sus compañeros. En cada uno de sus baquetazos, aflora el latido tan físico como hipnótico de "Soon All Cities" y "New Blank Document", cortes que traducen el pálpito tribal en clásico contemporáneo. Y se extiende al resto de un cancionero que rivaliza en bondades con "Turn" (2004), su obra capital.
Tal arrojo en su misión lo han alcanzado en el ocaso de su cuarta década como grupo, una que están cerrando en un exultante estado de forma, y sentando cátedra. Como siempre, aunque mejor todavía.
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