Muchos crecimos rodeados de basura, adictos a películas de serie z de terror, series de ciencia ficción “from outer space”, musica metal con mucho maquillaje y sangre así que un personaje como Rob Zombie nos devuelve a aquellos días de las aventuras de Michael Myers, la música/teatro de Kiss o Alice Cooper y episodios perturbadores de “The Twilight Zone”. Si a mediados de los noventa era el rey dentro de White Zombie con discos sobrenaturales como "La Sexorcisto" o "Astro Creep" ahora en solitario sigue entregándonos discos notables. Aparte ha ido más allá y ha desarrollado una carrera cinematográfica como director de cine casi infalible. Sin el aura mística de Trent Reznor ni el carácter comercial de Marilyn Manson, Rob es el equivalente a una noche de comida basura, cervezas frías y películas de Herschell Gordon Lewis, no hay cambios en su música, con su mejor banda de siempre vuelve a facturar un disco que adoraremos sus fans, crispara a sus detractores y le será indiferente al resto. Títulos largos y descacharrantes, guitarras demoledoras, teclados y efectos de sonido del demonio y unos textos marca de la casa. No hay nada más agradable que saltar y gritar al ritmo de "In The Bone Pile" o pasar miedo con la tremenda "Wurdalak". Ya tenemos otra excusa para adentrarnos en el universo más sangriento, sucio y perverso del rock americano actual.
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