Se avisa de la muerte de un estilo cuando los representantes más carismáticos fallan en sus intentos de dar un paso adelante. El año pasado lo hicieron Godspeed You Black Emperor!, y este año le ha tocado el turno a Mogwai. Pero aún le quedaba la palabra en la boca al cuarteto de Austin. Y en lo formal no es que haya un avance considerable, pero sí en la actitud, en el posicionamiento. Ante el oscuro pesimismo que mostraba “Those Who Tell The Truth Must Die, Those Who Tell The Truth Must Live Forever” (Temporary Residence, 01), este nuevo álbum adopta una postura llena de esperanza, marcada por los títulos y ese comienzo lleno de fuerza de “First Breath After Coma”, donde oímos el despertar de un corazón. Aquí el grupo usa toda su épica en pos de una motivación existencial, consiguiendo una paisajística con su escueta instrumentación que merece su digno reconocimiento, creando interesantes texturas, sobre todo en “The Only Moment We Were Alone” con delays y distorsiones varias, ofreciendo una multitud de jugosas sensaciones, siempre acompañadas de exaltadas emociones, que hacen de la escucha todo un placer. Como debe ser.
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