“But now I’m feelin' kinda free/I’m going straight to DVD”, canta Liddiard en el tema que abre el disco. Siempre han tenido facilidad para provocar sudores fríos a sus fans más puristas, pero esta vez han roto la baraja. The Drones terminan de deshacerse del blues guitarrero y los aires Crazy Horse de una vez por todas y lo hacen entregando uno de sus mejores trabajos, un disco denso, hipnótico y -denle tiempo- de culto.
Esa especie de épica sucia y corrosiva que les caracteriza desde sus inicios está tan presente como siempre, solo que esta vez las guitarras se retuercen sobre sintetizadores y la base rítmica se lanza hacia grooves casi hiphoperos. Y lo mejor: cuando no lo hace firman algunas de las mejores baladas de su carrera, con la voz de Fiona Kitschin sobresaliendo más que nunca en la mezcla.
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