Hay al menos dos formas de resucitar una carrera totémica tras un largo mutismo. Volver como si el tiempo no hubiera transcurrido o retomar aquella historia dándole pátina de actualidad. Steve Wynn escoge lo segundo en la primera entrega de The Dream Syndicate desde 1988. Era complicado que aquel legado pudiera revivir sin que la leyenda destiña. Y es en ese difícil equilibrio entre vigencia y heráldica donde salen triunfadores. Lejos de la mera reedición de un sonido ejemplar, la banda muestra una corporeidad más profunda y espaciosa que nunca, de textura robustecida y aliento ensoñador.
La exuberancia instrumental o la demostración de músculo no contradice su bien conservado olfato melódico: prueben con "80 West", el inicio de canción más demoledor que se le recuerda a Wynn en años, pero también uno de sus estribillos más incisivos. En el otro extremo, "Kendra's Dream", con voz y letra de la propia Kendra Smith, pone broche plácidamente hipnótico a un disco fabuloso.
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