Lo que más me gusta de Ariel Pink es su total desinterés por la fama o por todo lo relacionado con el mundo del pop que no tenga que ver con el proceso creativo y la necesidad de expresar sus emociones en forma de canciones.
El tío podría vivir de la música si quisiera, hasta, si me apuran, funcionar comercialmente, pero el prefiere seguir en su cuchitril, resguardado en las colinas que rodean Los Angeles, escribiendo canciones grandiosas (algunas hits en potencia, sino escuchen “Immune To Emotion” y “Oblivious Peninsula”) grabadas en el sótano de su casa que suenan como si el radiocassete estuviera hundido en un pozo sin fondo. El sello Paw Tracks, otros geniales outsiders sin nada que perder en este negocio, llegaron (no me pregunten cómo) a saber que este encantador freak estaba dando salida a todo su genio a través de unos CD-R cargados de canciones, y decidieron editarlas de forma oficial. El resultado son estos dos compactos que recogen tres CD-R´s caseros de este encantador marciano capaz de firmar canciones como “Good Kids Make Bad Grown Ups”, “For Kate I Wait” o “Let´s Build A Campfire There”, cortes donde se rastrea el espíritu de Syd Barrett, Julian Cope, Roky Erickson, Bowie y The Cure. De locos.
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