Pocas formaciones estadounidenses de indie rock o emo de los noventa han sido tan ninguneadas en nuestro país como Cursive, lo cual -como podrán imaginar- me parece un error descomunal. Tim Casher lleva más de una década dirigiendo una nave que nos ha brindado álbumes excelentes que muy pocos han apreciado en su justa medida. Será porque, desde sus inicios, su emo vibrante no resultaba apto para todo tipo de sensibilidades.
Y es que no se me ocurre otro vocalista que se haya desgañitado tanto como Casher en los tiempos de “Such Blinding Stars”, su primer largo, o el arrebatador siete pulgadas “The Icebreaker”, incluido aquí al completo. Ahora, mientras Casher se mantiene aún en activo al frente de Cursive (y The Good Life), Saddle Creek imparte justicia recuperando sus crudos e intensísimos singles más algún que otro inédito hasta la publicación de “Domestica” y “Novena On A Nocturn”. En las canciones de Casher uno puede apreciar reminiscencias de Pixies o Pavement, es cierto, pero sobre todo a un letrista excelente que le planta cara a sus propias miseries y desencantos a voz en grito, arañando su garganta con unas cuerdas vocales a punto de estallar y unas guitarras disonantes que, ajenas a las pulidas producciones habituales en el emo más accessible, sonaban toscas y rasposas en un continuo exorcismo emocional.
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