Decir que Eminem es una de las figuras más importantes del rap a nivel mundial no pilla a nadie por sorpresa. El rapero americano fue el primer blanco –después de Beastie Boys– en triunfar de forma masiva, demostrando que la escena del hip-hop era abierta a cualquier persona con talento independientemente del color de su piel y de su cultura. La fluidez, sentido del humor y la crítica social y política de Marshall Mathers junto a su apertura a colaborar con artistas comerciales de otros estilos como Rihanna, Nicki Minaj o Kid Rock le sirvió para ir colonizando territorios con su música desenfadada gracias a una discografía que desde el pasado viernes 12 de julio ya suma once referencias con el estreno de “The Death Of Slim Shady (Coup De Grâce)”.
El nuevo álbum de Eminem extiende su repertorio con diecinueve nuevos temas que entran por un oído y salen por el otro sin ninguna novedad, siguiendo el camino que el artista lleva recorriendo desde esa medianía titulada “Revival” presentada en 2017 dando claramente a entender tras varios intentos que su música parece haber perdido todo el interés que una vez tuvo y mostrando a su público y a los curiosos que, por mucho que quieras intentar volver a tus raíces y rescatar tus alter ego que en su momento tuvieron su gracia, lo más sabio es simplemente dejarte llevar sin forzar la máquina o echarte a un lado hasta que la inspiración vuelva a tocar tu puerta.
En "The Death Of Slim Shady (Coup de Grâce)" podemos diferenciar las dos caras de Eminem como Slim Shady (su faceta más coñera y echada para adelante, hasta “Guilty Conscience 2”) y Marshall Matters (su lado más profundo y consciente, de “Head Honcho” en adelante), siendo esta última la que se encarga de "matar" a la otra (de ahí la referencia en su portada a Slim metido en un sudario) como dando a entender que el Eminem sentimental y comprometido gana una batalla ficticia sin pies ni cabeza que quizá deja abierto el frente para que sus futuros trabajos sean más moldeados desde otro prisma.
Que en la más de una hora de música que tenemos en este disco resulte difícil rascar cosas no excelentes si no simplemente decentes dice bastante de su contenido, aunque para no dar del todo por perdido y crear “hate” hacia la gran leyenda que hay detrás de Eminem diremos que “Renaissance”, “Fuel”, “Houdini”, “Guilty Conscience 2” y “Head Honco” tienen un pase sin ser ni siquiera algo notable, y que las continuas referencias humorísticas que disparan hacia el colectivo trans, lo “woke” y hacia personas con discapacidades como el caso de Caitlyn Jenner y Christopher Reeve desde el punto de vista provocador del asesinado/suicidado hermano maligno Slim Shady no merecen ser tomadas en serio. Desde aquí no nos meteremos en la batalla que algunos internautas están librando sobre si Eminem debería ser cancelado por utilizar el mordaz humor que ha rescatado inteligentemente –sin éxito– de un cajón polvoriento para recibir un poco de esa atención que ya casi no tiene, o de si debería ser glorificado por darle patadas en el culo a todo el mundo –especialmente a Caitlyn Jenner– en un primer mundo polarizado y muy enfermo consumido y sin autocrítica.
Quien conozca a Eminem debe de saber a qué se enfrenta. Siempre le ha gustado escocer, sobre todo en su primera y añorada etapa de éxito. Y sí, bien por él por hacer lo que le ha dado la gana, pero es que ha vuelto a dar un resbalón más, solo que en esta ocasión intentando agarrarse a una nostalgia e imagen que no ha sabido revivir con el batiburrillo de música forzada que es este “The Death Of Slim Shady (Coup De Grâce)”. Si el dice que Slim Shady ha muerto, no se lo vamos a negar. Ahí tiene razón.
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