En algunas ocasiones, el paso del tiempo nos obliga a cambiar nuestras opiniones. En otras no. Jamás la he cambiado con respecto a la valía de Robert Smith como compositor, ni siquiera cuando publicó esa torpeza llamada "Wild Mood Swings", y no lo he hecho sencillamente porque está fuera de toda duda. No es cabezonería, ni fanatismo extremista, aunque deba reconocer que existe cierto acomodo en lo lírico (siempre los mismos temas y a veces incluso las palabras se repiten). Quizás sea porque The Cure poseen ese don tan valioso que es la personalidad propia, ese espíritu que todo lo inunda y que ellos malean lo mejor que pueden para obtener los resultados óptimos.
En "The Cure" no los han conseguido, pero han estado cerca. Este catálogo de seres y estares de los últimos diez años de la banda recoge desde la crudeza de "Lost" hasta la evidente comercialidad de "Before Three" o "The End Of The World", pasando por grandes momentos como los de "Labyrinth" o "Us Or Them", sin que nada chirríe, sin que el conjunto pierda la coherencia. Debo corregir, eso sí, que las guitarras no suenan en los equipos hogareños de la forma en que me lo parecieron en el equipo con el volumen al once en el que escuché los temas media docena de veces. Ahora las veo, como apuntaba Smith, algo más modernas. Sin más.
Resumiento, The Cure continúan siendo The Cure, para disfrute de quienes les apreciamos y para hacerle chincha rabiña a los que se las desearon felices cuando se anunció su inminente disolución.
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