Si de algo pueden presumir The Coral es de haber definido una carrera equilibrada y elegante, con escasos altibajos y similar ausencia de sorpresas. De este modo, la banda británica lleva desde comienzos de siglo firmando discos con los que convencer a sus seguidores. Lo cierto es que el grupo de los hermanos Skelly y compañía supo sobreponerse a la marcha de su guitarrista y co-compositor Bill Ryder-Jones en 2008, para seguir facturando canciones con ese encantador aroma retro y nostálgico con el que impregnan su obra desde aquel recordado debut homónimo de 2002.
Un logro que también está presente en el que ya es noveno disco de estudio del grupo y que, si bien no luce como el mejor conjunto de su trayectoria, a cambio vuelve a resultar un satisfactorio reencuentro con las peculiaridades de la formación. El presente álbum supone una continuación lógica de su antecesor, “Distance Inbetween” (Ignition, 16), gracias a una primera mitad ciertamente notable que incluye una retahíla de temas tan efectivos como “Eyes Like Pearls”, el animoso (y sorprendente) single “Sweet Release”, o composiciones marca de la casa del tipo de “She's A Runaway”, “Strangers In The Hollow” y “Love Or Solution”. Aunque algo más irregular, la segunda parte también alberga algunos cortes destacados con los que convencerse, como “Outside My Window”, “Stormbreaker” o la acústica “After The Fair” echando el cierre.
The Coral se manejan a su ritmo -ese bien meditado y amable que también sugieren sus canciones-, ajenos a modas y circunstancias externas. Y de algún modo y desde esa posición, un poco secundaria y autónoma, paulatinamente se han ido convirtiendo en clásicos modernos. Al menos referidos a un sonido espiritual y ensoñador a medio camino entre el pop y el folk, de querencia sixtie y ligeramente psicodélico, que tiene como referentes a bandas como Love, The Merseybeats, George Harrison o Buffalo Springfield.
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