Fucked Up parece un grupo especial, aunque su actitud haya sido la de centenares de bandas casi anónimas de punk y hardcore a lo largo de décadas. Al margen de la industria, autores de decenas de siete pulgadas, curtidos en un underground que ha reverenciado sus directos, estos tipos de Toronto han dado un salto mortal con su fichaje por Matador.
E iba ya siendo hora, sobre todo después de que el más denso “Hidden World” viera la luz de la mano de Jade Tree. Muchos pensarán que todo ello guarda sólo relación con Pink Eyes, su orondo, chillón y bruto vocalista, pero no. El valor de Fucked Up es que saben sonar accesibles sin dejar de ser punk, sonar más cabezones que una mula (cercanos a los Black Flag más directos) y al mismo tiempo hacer gala de una claridad de ideas que ya querrían muchos otros para sí. Por eso no dudan en incluir instrumentales en sus discos (las cuerdas de Final Fantasy cerraban uno de los temas de su largo anterior), añadir coros femeninos, teclados, flautas, y todo ello sin dejar de echar mano de sus afilados textos. Es cierto que son víctimas de cierto hype, pero por lo menos los jodidos se lo merecen.
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