The Byrons
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The Byrons

8 / 10
Javier Escorzo — 13-06-2023
Empresa — Autoeditado
Género — Rock

Los más viejos del lugar asociarán inmediatamente el nombre de Juanra Viles Mitxelena al de Duncan Dhu, la banda de la que fue miembro fundador a mediados de los años ochenta. Junto a sus compañeros Mikel Erentxun y Diego Vasallo, Juanra sentó las bases ideológicas, estéticas y sonoras de un grupo que escribió su nombre con letras mayúsculas y doradas en la historia del rock español. Han pasado treinta y cinco años desde su salida del combo; entonces, cuando el huracán del éxito desbordó sus modestas expectativas iniciales y arrasó también la amistad que les unía, Juanra abogaba por mantener un espíritu amateur; le gustaba mucho la música, pero no quería dedicarse por entero a ella si eso suponía renunciar a otras aspiraciones vitales. Mientras Mikel y Diego gritaban más madera, Juanra se apeó de un tren que circulaba a una velocidad endiablada y, tras recomponerse de las magulladuras, estudió dos carreras, se reconcilió con sus viejos camaradas, trabajó en la empresa privada y también dedicó su tiempo al servicio público como concejal del Ayuntamiento de San Sebastián. Entre tanta actividad, nunca dejó de escuchar música de manera compulsiva ni de tocar la batería en su tiempo libre. Grabó varios discos, primero con Emirra y posteriormente bajo su propio nombre.

Ahora regresa con un nuevo proyecto, The Byrons. El nombre y la estética beben del romanticismo inglés (tanto de Lord Byron, de quien toma prestado el nombre, como de los pintores británicos), mientras que la música brota del mismo árbol del que nacieron los primeros discos de Duncan Dhu; esto es, el rock estadounidense, aunque ahora abordado con el poso y la calma que van dejando los años. Cinco canciones eléctricas y atravesadas por cierta melancolía, producidas mano a mano entre Juanra, su amigo Diego Vasallo y Fer García (de The Young Wait y actual guitarrista de Vasallo).

El nuevo trabajo se abre, precisamente, con la enigmática "Soy", en la que Juanra y Diego unen sus voces para ir encadenando cáusticas autodefiniciones. Hay cierta tendencia a la oscuridad en todo el epé, tanto en los textos como en las melodías, que buscan (y encuentran) hermosos tonos crepusculares. El grueso de las composiciones suena más acústico y reposado, con la electricidad presente, pero contenida en un segundo plano. Es el caso de "Marchamos", "Dolce vita" y, muy especialmente, el neo country de "Carne de cañón", con excelente acompañamiento de guitarra steel. A destacar también las segundas voces de María Amolategi, que ofrecen su contrapunto a las de Juanra. Solo al final la banda exhibe su músculo en la enérgica "Auto stop", que cierra de manera imponente este debut que es, en realidad, un regreso muy prometedor.

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