Ocurre con el punk lo mismo que con el género del terror cinematográfico. Años ha sufrimos una epidemia de clásicos e inspiraciones que nos aportaban más que un estilo de hacer las cosas una forma de ver la vida. Visto el filón comercial, gentes que nunca tenían que haber hundido sus garras en las disciplinas mencionadas las hundieron, hiriendo a estas (y colateralmente a alguna más) y dotándolas de significados casi peyorativos a día de hoy.
Por suerte, ocurre que Anti-Flag es uno de los grupos humanos que cada vez que trabaja sobre un disco le levanta la cabeza al punk y a su orgullo. En “The Bright Lights Of America” han arrastrado consigo mismos a Tony Visconti hacia su particular barricada, lo que encuentra su eco en las campanas, vibráfonos, chelos, metales, percusiones latinas y coros infantiles que pueblan sacan brillo a estas luces de América. Un tema, por cierto, que viene siendo recurrente en un determinado perfil de bandas de aquellos pagos: “¿quiénes somos, como americanos?” es la pregunta matriz sobre la que se asienta un honradísimo intento de respuesta en clave punk y más.
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