El dúo de distorsión desesperante y extrema de Providence, The Body, continúa el interesante camino de las colaboraciones que les ponen a prueba. Aunque desde lo sónico este proyecto en particular que nos ocupa junto a OAA (el angelino artista electrónico AJ Wilson) sea quizá el menos desafiante luego de las experiencias compartidas con artistas como BIG|BRAVE, Full of Hell, Thou y Uniform, la solidez asoma como resultado de esa decena de canciones ¿o debería decir “muestras”?
No esperéis placeres auditivos que os lleven a una verde pradera en la que corren ovejas salvajes al cerrar los ojos: el mundo que grafican estos tíos en sus sonidos es una puta mierda. Y eso puede ser revelador. Vete tú a saber en qué “mambo” están metidos mientras escupen estos sonidos ni cuáles fueron sus motivaciones, pero a veces el arte no tiene la necesidad de ser tan explicado ¿verdad?
Lo cierto es que a fuerza de samples que suenan a cloacas digitales, guitarras con hectolitros de mala leche y baterías que solo aparecen para hundirte aún más en la desgracia, The Body & OAA se marcan un disco tan áspero como serio.
Dentro de una entramado parejo y coherente, la parte central del disco destaca. “Fortified Tower” mantiene la tensión como los dioses, fijando las bases en la sensación cinematográfica del pasillo oscuro en el que todo puede pasar. “Obsessed Luxury” clava las estacas en la idea de que a Black Sabbath todo se le fue de las manos 52 años después de su disco debut. Doom profundo y doloroso decorado con ruidismo en forma de scratches. “Barren of Joy” comienza como un accidente, amenazante y persistente y adivinar cómo culmina: pues como un accidente amenazante y persistente de casi cuatro minutos.
De ese nivel de determinación va esta obra que a esta altura de la reseña entiendo que no hace falta aclarar que no es para todo el mundo. Y tampoco debería aclarar que es muy buena ¿verdad?
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.