A buen seguro, aJay-Z le habrían caído la mitad de palos si hubiera elegido otro nombre para su nuevo disco en vez de recurrir a su mejor franquicia. Pero hasta ahí la autoindulgencia, o al menos la que se presenta en un nuevo grado, ya que su mordacidad ha ido diluyéndose con los años y los ceros en el extracto bancario. Sus rimas más punzantes caen siempre en territorio neutral, dispara contra un objetivo lo suficientemente abstracto como para que nadie se ofenda, nada y guarda la ropa hasta el punto que el latigazo más celebrado de esta nueva entrega, “D.O.A. (Death Of Auto-Tune)”, no deja verdaderas víctimas a su paso.
De hecho, es Kanye West, que convirtió el dichoso cacharro en un instrumento más en su anterior “808’s And Heartbreak”, quien produce la mayor parte de cortes. En cualquier caso, Jay-Z recupera el temple después del tibio “Kingdom Come”, concentrando sus esfuerzos en esa especie de hip hop crossover que domina a la perfección y de la que hasta cierto punto se puede considerar padre, y lo hace con la generosidad para con sus acompañantes de un Rey Midas, estupenda Alicia Keys, disfrazada de Shirley Bassey en “Empire State Of Mind”, y estupendo Young Jeezy.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.