Consciente de que lo de “The Dynasty”, su anterior y horrible disco, le dejaba en una posición peligrosa, ´jigga man´ ha sabido dar el golpe de timón justo para seguir conservando, y de qué forma, el respeto y la incondicional admiración de todos. Y es que “The Blueprint” es apoteósico, incontestable. Enrabietado con detractores, enemigos y fans decepcionados, Jay-Z ha firmado sus mejores textos en muchísimo tiempo.
“Takeover”, su esperado ataque frontal contra Nas y Prodigy (de Mobb Deep) debe pasar, desde ya, a los anales de la historia del género: no hay respuesta para tanto brillo, genio y pegada. En “The Blueprint” todo funciona al doscientos por cien. Incluso Timbaland, cuyas últimas producciones rayaban el ridículo (ojo a los engendros con Buba Sparxxx), se ha puesto el mono de faena y ha facturado un auténtico pepino (así sí, Timbo). Y como él, todo el elenco de productores: Just Blaze, Kanye West y Bink funden ritmos gordos y sampleados soul (Jackson 5, Al Green, David Ruffin´ o Jackie Moore) para renovar por completo el sonido del MC de Brooklyn.
Redentor, sólido, casi perfecto (fallan unos desfasados y patéticos Trackmasters), emocionante y profundamente satisfactorio, el nuevo disco de Jay-Z le confirma como el verdadero amo del universo hip hop más allá de las fronteras underground. En esa coyuntura, a éste sí que no hay quien le tosa. Obra mayúscula.
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