Para hablar del nuevo disco de My Chemical Romance hay que tener en cuenta que es el disco con el que ellos mismos dicen que quieren ser recordados. O quizá mejor no pensar eso, porque lo cierto es que no hay para tanto en “The Black Parade”. Trece temas que abandonan los grititos que poblaban “Three Cheers For Sweet Revenge” en favor de un mayor desarrollo instrumental, orientado totalmente hacia el glam y el rock de tintes más teatreros. La sincopada “The End”, las algo más duras “Dead!” y “This Is How I Disappear” y sobre todo la avalancha de medios tiempos -el mayor lastre del disco en cuanto a dinamismo e interés, sin duda- dejan vía libre al punto clave de la evolución que supone este disco para MCR: los pasos avanzados en el camino que separa el screamo de consumo adolescente masivo de un rock más generalista, plagado de referencias a Bowie, a Queen, al circo, al hard que sirvió de puente entre los sesenta y los ochenta. Aun con un claro poso de inseguridad en el proceso de añadidura de estos elementos, es este un desfile que no suena demasiado negro e intenta no hacerlo a música de y para niños; quien siga buscando esos dos parámetros que sí aparecían en su anterior y millonario disco tendrá que conformarse con un buen disco de guitarras y estribillos con cabaret en forma de bonus incluido. A propósito, colabora la mismísima Liza Minnelli
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