Cuando The Black Keys anunciaban su vuelta a las tiendas de discos para publicar un disco de versiones tributo al Hill Country Blues, uno no pudo sino alegrarse, y más teniendo en cuenta que su anterior trabajo, “Let’s Rock” (19) fue en mi opinión un paso en falso. Un disco plano que se alejaba de sus mejores momentos. Por ello, recurrir a versiones, y rebuscar en sus influencias para reencontrarse me parecía, sin duda, una buena idea. El problema es que la cosa se me ha quedado a medias. Es evidente que The Black Keys siguen siendo una buena banda, y la cosa no podía salir ni sonar mal. El resultado, sí o sí, iba a ser notable o superior. Pero se ha quedado ahí, en el notable.
Su homenaje a ídolos propios como Junior Kimbrough, RL Burnside o Mississippi Fred MCDowell no consigue acabar de emocionar prácticamente en ningún momento. Entra bien, y se escucha bien, pero no “rasca”. Y quizá el gran problema sea la voz de un Dan Auerbach que parece estar cantando más en uno de sus discos en solitario –que me encantan, pero son otro proyecto distinto a The Black Keys– que en el nuevo trabajo del dúo de Akron. Y si no me creen escuchen “Going Down South” cantada innecesariamente íntegra en falsete. Por suerte hay temas como “Poor Boy A Long Way Home” o “Coal Black Mattie” que parecen devolvernos a la banda que un día grabó “Attack & Release” (08) o “Brothers” (10). Su problema es que es la tercera vez que a algunos nos defraudan, aunque sea ligeramente, y la sensación de que quizá han perdido el mojo, se nos va asentando en la mollera. En sus manos estará cambiárnosla. Así que pueden tomarse este álbum de dos maneras. Los cenizos verán en él una palada más en la tumba de The Black Keys, mientras los optimistas lo verán como el inicio de una esperada recuperación. Voto (y espero) que sea la segunda. Tiempo al tiempo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.