Es la imagen de un Big L abatido por dos balazos fatales en las frías calles de Harlem el sello, el triste estigma de un disco que, sin quererlo, es ´debut´ y epitafio al mismo tiempo. Es el rostro moribundo de este apasionante Mc, fuente joven pero inagotable de talento y promesas ya desvanecidas, un nuevo aviso del drama que, día a día, ángel caído tras ángel caído (2Pac o The Notorious B.I.G), golpea las calles del hip hop norteamericano.
Aún sacudidos por el traumático e inexplicable desenlace vital de Big L, sus amigos y colaboradores han hecho frente al dolor y al incesante aroma a pérdida que respiran sus textos con el objetivo de llevar adelante su proyecto más soñado: “The Big Picture”. Descontento con su primer disco (“Lifestylez Ov Da Poor & Dangerous”; de ahí las comillas cuando antes hablaba de debut) y el trato que éste recibió de Columbia, Big L sabía que su carrera empezaba, si hablamos en términos de formato largo, con este disco. Atrás quedaban unos cuantos maxis (“Flamboyant”, “Ebonics”), sus careos con D.I.T.C. y algunas colaboraciones esporádicas (Showbiz & A.G., O.C...). Y “The Big Picture”, pese a la inexorable sensación de obra inacabada, de refrito voluntarioso, se acerca a lo que todos esperábamos de él. Con la ayuda musical de DJ Premier, Pete Rock, Show, Lord Finesse o Ron Browz y los cameos vocales de Guru, Sadat X, Fat Joe, Big Daddy Kane, Kool G Rap o incluso 2Pac, Big L, con sus rimas cínicas, pletóricas, brillantísimas, ya ha adquirido un prematuro billete de ida hacia ese cielo que nunca pudo o supo esperarle. Big L, R.I.P.
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