The Besnard Lakes Are the Roaring Night

Los de Montreal apelan a la misma
intensidad epidérmica de Alan Sparhawk cuando se pone en la piel de The
Retribution Gospel Choir. Ambos comparten el mismo don y el mismo sentir: el de
Low, con más nervio que parsimonia; y ellos, narrando epopeyas que crecen hasta el clímax tal como si se
acercara el día del juicio final. Guitarras recargadas de fuerza y electricidad
y voces hirientes en canciones que son todo torbellino atmosférico, que crecen
de tono y que rugen como si la tormenta las trajese desde más allá de los mares
con las enfurecidas aguas de un océano en llamas, como ilustra su portada. Jace Lasek
domina su capacidad tonal y consigue erizarte el cogote con una intensidad
emocional abrumadora. Es con su mujer Olga Goreas, sobre todo en
“Albatross”, que la tensión se disuelve más en un baño de bálsamo, llegando a
sonar –y salvando las distancias- a My Bloody Valentine como cuando Bilinda
Butcher extasiaba entonando el “Loveless”.
Allí están esas capas shoegazer a la
vez tan Ride o por qué no tan Swervedriver, con quien la relación se estrecha porque
el grupo ha colaborado en una canción del próximo disco de Adam Franklin. Pero
también ahondan en el poderío del rock setentero: Led Zeppelin han tenido que
ver. Unas referencias que difuminan del horizonte aquella primera afiliación a
las voces corales a lo The Beach Boys que tenía su disco “The Besnard Lakes Are The Dark Horse” de hace tres años.