Se acabó lo que se daba. Le ha tocado al último trabajo de The Avett Brothers, pero le podría haber pasado a cualquier otro disco que hubiera caído en mis manos en estos momentos. Y es que estoy bastante harto de ver como se ensalzan y califican trabajos que no pasan de correctos, y resulta evidente que no perdurarán ni dejarán huella. Una muesca más en el revolver de la banda y punto. Que sí, que puede que esté muy bien realizado -que lo está- y cuente con la producción de Rick Rubin y todo el bla bla bla del mundo, pero ha sido escucharlo unas cuantas veces y no ver nada memorable en este disco y, hoy en día, necesito que me sacudan más que nunca y no que me acaricien con una suave brisa. Así que si quieres acercarte a este álbum por mi perfecto, pero que sepas que no aspira ni a cambiarte la vida, ni a perdurar en tu recuerdo. Y no olvidemos que cualquier expresión artística que se precie, debería estar obligado a aspirar a ello.
Una vez descargada la rabia de los tiempos que corren saturados de nuevas referencias que pasarán sin pena ni gloria y yendo a lo estrictamente musical, cabe decir que el disco es un compendio de sonidos tradicionales que van de la balada country-pop, al soft-rock más delicado, pero teñido todo con una inevitable sensación de haber escuchado esto con anterioridad en más de un millar de ocasiones. No hay nada que se salga del guión de lo esperado, y cualquier picoteo en la discografía pasada de los hermanos Avett te proporcionará incluso un mejor rato del que podrás encontrar en este anodino álbum homónimo. Y es que a The Avett Brothers le pasa un poco como a la americana en general, que cualquier tiempo pasado fue mejor, y cada día cuesta más encontrar un sonido diferenciador con tonadas memorables en lo que parece ya un filón agotado.
De todas formas, si pese a todo lo que has leído hasta este mismo punto, todavía tienes ganas de adentrarte en el disco porque eres de los que disfrutas mucho, mucho, mucho, de grupos como Dawes o The Jayhawks, decirte que encontrarás suaves baladas como “Forever Now”, “Same Broken Bones”, “We are Loved” o “2020 Regret” que no te provocarán un colapso de placer, pero son resultonas. Tambiénte encontrarás con canciones más vaqueras como “Country Kid”, que tiene mucho de cliché y por eso funciona, e incluso un tema más vibrante, borrachuzo y roquero, a la manera de Deer Tick, titulado “Love Of A Girl” que destaca sobre el resto y que me hace pensar que igual justo lo que le falta al disco es haber orientado el trabajo más en esta dirección, y dejarse de buscar la fibra de la sensibilidad con tanto ahínco desafortunado.
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