Perfect Saviors
DiscosThe Armed

Perfect Saviors

8 / 10
Adriano Mazzeo — 28-08-2023
Empresa — Sargent House
Género — rock alternativo

The Armed, esa entidad misteriosa e indescifrable del post hardcore de Detroit, sacudió las estanterías en 2021 gracias al impactante -a-través-de-la-exageración-  “Ultrapop”. Es irónico que sea aquel disco el que lleve ese nombre porque, es fácil inferir a tiro de primera escucha, que le quedaría aún mejor a este “Perfect Saviors”.

En aquella ocasión el colectivo se envalentonaba y desperdiciaba ciertos recursos creativos, aún entregando una placa relativamente sólida. Al disco se le notaba un entusiasmo desmedido por impactar: la imagen no podía ser más molona, la producción se podía calificar de hard core-avant garde, las ideas eran buenas, pero el “más es más” que practicaban los dejaba en un espacio de dudoso prestigio. Lo que era difícil de discutir era que la libertad creativa era un bien que la banda poseía y se encontraba con buena salud.

Pero hay buenas noticias: todo los que los hizo rehenes de sus propias aspiraciones en “Ultrapop”, son fantasmas que se llevó la primavera que el proyecto/grupo/colectivo atravesó en el proceso de “Perfect Saviors”. “Es nuestra más sincera intención de crear el mejor disco de rock del siglo 21” dijo Tony Wolski, la voz cantante de la movida. La aspiración grandilocuente es por supuesto desmedida, pero ojo, la realidad dice que quizá les alcance para haber logrado hacer el mejor disco de rock de 2023. Aquí hay emoción y melodías con mucho gancho. Hay mugre, perspectiva artística y un trabajo de producción y de interpretación magníficos. Por cierto, el  control de la grabación ha recaído en el propio Wolski junto a Ben Chisholm y el colaborador de QOTSA, A Perfect Circle y Gone Is Gone, Troy Van Leeuwen. Casi nada.

Ayudará también el presupuesto destinado a los numerosos invitados, entre ellos Josh Klinghoffer, Eric Avery y Stephen Perkins de Jane’s Addiction y los geniales Mark Giuliana (David Bowie), Justin Meldal-Johnsen (Beck, Mike Patton, QOTSA) y Julien Baker, entre muchísimos otros. Pero los nombres sin un concepto que sostenga y justifique su presencia pueden no significar nada, cosa que no sucede en ningún momento del minutaje total del álbum.

Al menos desde una cuestión estética, dicho concepto pareciera basarse en la asentada personalidad vocal de Tony Wolski que aquí transmuta felizmente en una suerte de crooner bolinga, heredero de las voces más decadentes e ilustres del pop británico de las últimas décadas (Jason Pierce de Spiritualized, Jimi Goodwin de Doves); en sus vocalizaciones y letras cargadas de emoción, “Perfect Saviors” encuentra su razón de ser. Porque tema tras tema el desarrollo instrumental es dinámico y de algún modo toca extremos impensados -teniendo en cuenta que actúan como base de esas melodías contagiosas y diseñadas para agradar-, mientras las voces se mantienen en total armonía consigo mismas; sentimentales, expresivas, brillantes en medio del polvo. Pensando en términos de géneros improbables esto sería grind-pop.

Como se apunta anteriormente, todas las canciones son igual de protagonistas en el andar del disco, aunque algunas sueltan endorfinas de maneras llamativas. “Sport of Measure” abre el camino y es un manifiesto clarísimo: Wolski aparece sentimental y gallagheresco hasta que una sonata de distorsión y ruidos, en plan señal de internet de los 90s, da lugar a un desenlace de guitarras épicas y bases admiradoras de Jane’s Addiction. A respirar hondo que esto recién comienza.

Cuando te recuperas de “FKA World” y “Clone” en las que conviven la elegancia y el blast beat, llega “Everything’s Glitter”. Supuestamente inspirada en Bowie, es lo más cercano a un tema de arena rock que la banda alguna vez publicó, y lo más loco es que mola. “Burned Mind” y “Modern Vanity” dan nociones de synth pop en sus intros y mientras la primera las combina con cuotas de lisergia casi madchesteriana, la segunda le agrega griterío hardcoreta en medio de una suerte de blues incendiado. “Patient Mind” podría ser la envidia de cualquier banda exitosa de mediados de los 2000 y “Liar 2” trae su comando de bailongo imposible de ignorar.

Pero The Armed se guarda lo mejor  para el final para cerrar esta trilogía que comenzó con “Only Love” en 2018. “In Heaven” es el summum de lo inesperado. Una post-ballad sobre trascender lo físico que se decora con armonías susurradas, guitarras acústicas y un ¡saxo! que sale ganador en un entorno de alto riesgo. Y al final, ya holgado  de este triunfo sonante, nos regalan “Public Grieving”, que comienza muy a la Doves, con piano y voz protagonistas, y se desarrolla entre palabras de existencialismo y una sección instrumental sencillamente brillante que juega al jazz de erudición. Un broche que transmite vivencias; justo lo que sucede en todo este entramado que hemos descrito, en el que The Armed explica su propia visión de la cultura pop.

Atención a esta exposición porque como declara Wolski en gacetilla de prensa, seguramente todo está hecho una mierda, pero al final sigue siendo hermoso.

 

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