Se toman su tiempo, especialmente ahora que hay hijos de por medio y la edad empieza a apuntar michelines. Y, aunque nos gustaría tenerles más presentes, tampoco nos sabe tan mal porque sabemos que cualquier espera valdrá la pena (sí, incluso la de "Instrument", el disco, la valió). Fugazi siempre la clavan, siempre nos ofrecen discos imprescindibles y eso justifica no solamente la espera, sino su reticencia a girar, a aparecer en demasiados medios y todo eso. Además, ¿alguien va a dudar que su coherencia se mantiene por encima de cualquier valoración?
Tras esta introducción al universo Fugazi servida por vuestro redactor favorito, vayamos al disco. Que es imprescindible se lo he dicho ya, ahora entremos en detalles. Los de Ian MacKaye apuestan de nuevo por un disco diverso y pelín rockero -lo que, en su caso, significa menos hardcore- y más centrado en la línea que apuntaban sus últimos pasos. Más melodías, como las de "Strangelight", esas canciones que podrían firmar Sonic Youth si tuviesen a Guy Picciotto entre sus filas ("Life And Limb"), algún arrebato rock ("Epic Problem") y todo ese universo ya conocido gracias a "Red Medicine" o "End Hits", como "Oh" o "Furniture", pero también piezas más clásicas del grupo, es decir, que tanto podrían haber aparecido en "In On The Kill Taker" como en "Steady Diet Of Nothing" o "Repeater"-. Lástima que en "Cashout" se les vaya la mano y empiecen sonando a los Red Hot Chili Peppers de "Californication" y no estoy de coña. ¿Y qué quiero decir con todo esto? Pues que tanto "The Argument" como "Furniture" (tres temas no incluidos en el álbum) no sorprenden, pero siguen estando a buenas con sus creadores. Y ya saben, pocas veces me equivoco.
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