Jamie Stewart es uno de esos escasos ejemplos que todavía quedan por ahí de creador independiente con capacidad para labrarse su propio camino impermeabilizándose por completo de las tendencias imperantes de su momento y su entorno. “The Air Force” es su quinto trabajo de estudio y lo primero que llama la atención es el buen estado de forma en el que todavía se encuentra el que sin lugar a dudas es uno de los proyectos más sorprendentes del subsuelo musical de la Costa Oeste americana. Su ironía ácida se mantiene intacta. Basta con atender a la analogía que hace con el título ( “The Air Force” ) y la portada de la edición americana del disco donde aparece un icono ortodoxo que representa la figura de la divinidad cristiana. Para quien esté familiarizado con el resto de producción del grupo, el contenido de este disco no les va a coger por sorpresa. Stewart tiene la fascinante capacidad de seguir explorando nuevos territorios sin desprenderse completamente de su propia esencia: la tragedia hecha pop. Quizá en esta ocasión, las melodías son mucho más escurridizas. Las estructuras se disuelven para dar paso a una suerte de free-pop donde nuestra atención queda fijada gracias a la tensión que proboca el no saber hacia dónde desembocará el tema. Hay temas como “The Watermelon” en los que la música se subordina al recitado. En cambio, en otros el barroquismo, el zigzagueo y, en definitiva la sinuosidad sonora, dejan que la parte vocal vaya mucho más a remolque, como en “Save Me, Save Me”.
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