Suele decirse que quien mucho abarca, poco aprieta. Y aunque en el caso de The 1975 cunde la tentación de aplicarles la máxima, por aquello de sus treinta y siete canciones publicadas en apenas año y medio (las veintidós de este disco y las quince de “A Brief Inquiry Into Online Relationships”, de finales de 2018, que es como su alma gemela), no tiene tampoco mucho sentido pensar en esos términos cuando hablamos de una banda que ya hace algún tiempo desechó el concepto de álbum que manejamos casi todos los que ya lucimos (en el mejor de los casos) alguna cana. Matty Healy sigue entendiendo sus álbumes como colecciones de instantáneas cazadas al vuelo, cúmulos de cortes que, por su naturaleza fragmentaria y casi esquizofrénica, se parecen mucho a una lista de reproducción cualquiera. Escuchando sus elepés, es fácil transitar de la fascinación al arqueo de cejas, de la rendición ante la temeraria pero desarmante bisoñez con la que encaran algunos estupendos ejercicios de estilo hasta el escepticismo que despiertan sus momentos con mayor dosis de almíbar mainstream, pero es aquí donde más se inclina la balanza hacia la primera aceptación de las cosas. Al fin y al cabo, qué puñetas, su pop millennial, que no discrimina crominancias, también merece aspirar a tener su “Exile On Main Street” o su “London Calling”. O al menos, su “Being There”.
“Notes On A Conditional Form” es ese álbum. Doble, caleidoscópico, ecléctico, aparentemente veleta. El doble retraso (se anunció para el verano pasado, en un primer momento) ha valido la pena. Un trabajo que transita de un extremo de su discurso al opuesto, sin más preocupación que plasmar la foto fija de una banda que se pasó todo 2019 subida en una montaña rusa, en medio de una gira que la llevó por varios continentes, y que generó ese caldo de cultivo para gestar música que puede radiografiar lo que es ser joven en el Reino Unido hoy en día, pero también lo que es moverse entre Heathrow y el JFK de Nueva York (así nos lo describe su autor), con posteriores escalas en México, Abu Dabi o Yakarta. ¿Quién podría afearles el resultado? ¿No harían ustedes lo mismo si estuvieran en su lugar?
La cosa bascula entre el monólogo conservacionista de Greta Thunberg en “The 1975” o el hardcore desmelenado de “People” hasta las leves infecciones de 2-step y dubstep que enlucen “Yeah I Know”, “I Think There’s Something You Shold Know”, “Shiny Collarbone” o “Having No Head” (ojo, que The Streets y Burial son las dos influencias asumidas), pasando por el folk acústico de ”Jesus Christ 2005 God Bless America” con Phoebe Bridgers, baladones como “Then Because She Goes” o “Playing On My Mind”, los coros gospel de “Nothing Revealed/Everything Denied”, el pop policromado y contagioso de “If You’re Too Shy (Let Me Know)” o esa delicia r’n’b que es “Tonight (I Wish I Was Your Boy)”. Es su disco más equilibrado hasta la fecha. El más convincente. El que mejor se digiere de principio a fin, y eso que es el más largo. El más nocturno, también. El mejor, sin más rodeos.
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