Hay dos formas de calibrar el segundo álbum de los de Manchester: como un órdago destinado al fracaso, ya que su audiencia potencial, mayoritariamente (post) adolescente, no va a tener el cuajo de endilgarse diecisiete temas de lo más diverso; o como una maniobra inteligente, que sirve en su primera media hora su material más inmediato y digerible, dejando para el curioso de largo recorrido su veta más intricada.
El Bowie de los primeros ochenta (“Love Me”), el sonido Stock, Aitken &Waterman (“She's American”) o el azúcar glass de las boy bands al uso (“Change Of Heart”) marcan primero el paso. Pero el funk tiznado de gospel (“If I Believe You”), los instrumentales noctívagos que explican su amor por The Blue Nile (“Please Be Naked” o el titular) o el shoegaze cavernoso (“Lostmyhead”) parecen indicar que en su seno laten al menos dos bandas distintas, y una de ellas quiere hacer del mainstream algo más habitable y frondoso. Interesante progresión la suya. Veremos si se decantan por alguna de esas dos sendas en su próxima entrega. Más pistas, en el próximo FIB.
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