Lo bueno de hacerse cada vez más mayor y respetado en el mundo de la música es que tu grado de libertad aumenta y puedes hacer lo que te de la real gana. Si ahora te apetece un disco crudo, sin artificios, acústico y basado prácticamente en el blues cantado para que tu voz áspera y cruda se convierta en la auténtica protagonista, lo puedes hacer sin pensártelo demasiado. Da igual que el álbum no contenga ningún tema de esos que el mercado consideraría un hit. Lo importante no reside en el éxito, sino en desplegar sabiduría y oficio, algo de lo que anda sobrado un John Hiatt que no va a sorprender a nadie a estas alturas, pero va a dejar un excelente sabor de boca a todos su fieles seguidores. Un disco más en su carrera, lleva nada menos que veintiséis sobre sus espaldas, que no va a destacar en su discografía, pero que muestra a un John Hiatt más auténtico, directo y próximo que nunca.
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