Pero ahora, con diez años de carretera a sus espaldas y un buen puñado de discos en cartera, estos niños viejos del punk-core norteamericano se ven abocados a perpetuar sus maneras y alcanzar la treintena reiterando un discurso cuyos resortes dominan, eso sí, a la perfección. El disco que nos ocupa -ideal, por otra parte, para introducirse en su universo- no es sino un recopilatorio con algunos de sus escuetos himnos de secundaria convenientemente remezclados para la ocasión, más un par de temas nuevos ejerciendo de gancho para fans y alguna joyita oculta de difícil localización en tan dilatada discografía-. Habrá que esperar hasta su próxima entrega para dilucidar si hay cambio de registro –algo poco probable, para qué engañarnos- o si, por el contrario, su devenir seguirá la estela de Freddie Bartholomew, de Shirley Temple, de Mickey Rooney...
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