Angustia
DiscosTelaraña

Angustia

7 / 10
Holden Fiasco — 11-10-2023
Empresa — Autoeditado
Género — Post punk

Telaraña debuta con un disco de título escueto pero descriptivo: "Angustia". Te puede invitar a pensar que le sigue algo solemne, adverso e intenso. Y, sí, las letras son introspectivas. Y, sí, hay penumbra. Pero, en casi media hora de estudio clínico-musical sobre el estado psicológico de la angustia, con una metodología de análisis que sigue los patrones del post-punk, hay espacio para más.

Nos encontramos con Txarly Usher, quien, en esta ocasión, se acompaña, al bajo, de Mario Gutiérrez, al que recordábamos en Downtown Brigade, y quien, además, se ha encargado de la grabación y el máster del disco en sus estudios de Slippery Studio. El resto de sus compañeros ya lo habían sido antes en otros proyectos. Orkatz Ira también toca la guitarra en Txarly Usher y Los Ejemplares, y Peibol, bases, programaciones, sintetizadores, es la otra mitad de Opium Team. Hay más de eso, creo yo, del electropunk de Opium Team, que de, por ejemplo, Radiocrimen, pero todo contiene y todo sostiene.

La angustia, como estado afectivo, tiene sus causas, sus síntomas y sus tratamientos. Todo ello se recoge en esta exploración musical. Una sola palabra designa cada canción y todas, en grupo, descubren ese estudio emocional que se lleva a cabo en el disco. Se canta sobre, si se me permite clasificarlo de otra manera, las causas que pueden llevar a que sintamos angustia: “Fatiga”, “Soledad” y “Estrés” expresan esas condiciones con la epidermis erizada que trasladan los sintetizadores y las voces. Las programaciones, el filo de las cuerdas y los fraseos elevan los ambientes y amplían los significados de los títulos. Así, diferentes ritmos evocan esa fatiga; los huecos porosos desentierran la soledad; y la repetición reconstruye un estrés que casi se baila. Se exploran también los síntomas. El bajo parece reconstruir esos “Temblores”, los sintetizadores repasan el “Insomnio” y el “Pánico” repta por los versos de la canción. Por último, también hay espacio para la farmacología. En “Fluoxetina” es el antidepresivo el que intenta remontar la angustia con un estribillo dominador. Y en “Lorazepam”, una euforia dirigida y variable parece revivir los efectos del ansiolítico. Música y letra, en resumen, se esmeran para exponer, con sintetizadores, melodías vaporosas y declamatorias, diferentes ritmos, todos tupidos y elaborados, la visión personal de la banda sobre los estragos y corolarios de la angustia.

El disco tiene un último giro que se ve más que se oye. Un alto horno de color sanguíneo decora la portada. A mis ojos, con esa evocación, el estrés y la fatiga ganan tierra, se generan al calor de la fundición, y la angustia, más que una abstracción, se convierte en una emoción enraizada, que recuerda, ahora así, a lo que hicieron los Radiocrimen en la ópera punk "Franki". La música se pone el buzo de azulina y ambienta la historia local.

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