Si hay un adjetivo que me gusta administrar con cuentagotas en mis reseñas es el de delicioso. Para mi es un calificativo que encierra muchas cosas y todas ellas muy agradables. Pues bien, deberéis perdonar mi incapacidad para ser más descriptivo, pero es que el nuevo trabajo de Teddy Thompson es simplemente eso: delicioso. No hay más que añadir, y aquí podría finalizar esta reseña y pasar por caja. Aunque no pasaría la criba del implacable jefe de redacción y tendría que volver a retomar la crítica para añadir unas cuantas frases más que, sin duda, distorsionarían el mensaje claro que quiero dar por sentado desde el principio: Delicioso. Lo has adivinado.
De hecho es el disco más delicioso que he escuchado en lo que llevamos de año. Y eso es así porque aúna todo aquello que me gusta de un trabajo de autor. Primero por la perfecta combinación de excelsas melodías y mágica instrumentación. Segundo porque Teddy Thompson parece haber esperado cuatro años para dar lo mejor de sí mismo. Y tercero porque el álbum no defallece ni un segundo y las canciones están dispuestas con un arte y una elegancia que provoca que el tiempo se acelere, y los 32 minutos del álbum pasen como una exhalación repleta de placer. Y si después de estas lineas no has dejado de leer, y has puesto el disco en tu reproductor, no tengo más que añadir.
Bueno, va. Añadiré tan solo que cualquiera que conozca la propuesta de Teddy Thompson no se sorprenderá demasiado porque este “Heartbreaker Please” recoge la esencia que ha desplegado el inglés durante dos décadas de carrera y siete discos de estudio. Soul, folk, pop, country... la diferencia es, que en esta ocasión, parece que las canciones han madurado en barrica de roble americano, y ha sabido extraer lo mejor de ellas. Explotando su voz de barítono, adornándolas con unos arreglos de viento y teclados que le dan ese sabor 'oldie', pero sin caer en lo retro. Solo hay que escuchar el tema titular que da nombre al disco y rendirse ante la evidencia de que es un tema por el que matarían desde Ryan Adams a Jason Isbell, pasando por Josh Rouse, Dylan Leblanc o Robert Ellis. Nombres con el que se podría crear toda una comunidad imbatible de corazones solitarios y rotos. Porque si te estás preguntando de qué van las canciones de este “Heartbreaker Please” lo has adivinado. Una de esas roturas sentimentales que tanto daño hacen al músico, y que tantos placeres nos deparan a los oyentes que nos regocijamos de placer con esos fantásticos lamentos de cowboy desolado. Del dolor surge la belleza, solo hay que condensarla y saberla transmitir con maestría para acabar realizando un disco.... Delicioso. Lo has adivinado.
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