¡Cuántas veces los fans más viejos y sí, los más antiguos también, le habrán espetado directamente a Carlos Tarque que los M-Clan que molaban eran los más roqueros, los del principio! ¡Cuántas veces se habrá quedado el cantante de la banda murciana con ganas de enviarlos a tomar por culo! ¡Cuántas!. Pues bien, ha llegado la hora de la venganza... y ¡Qué venganza!.
De entrada el hecho de firmar el disco con su apellido ya nos dice que aquí hay verdad de la buena. Ni aditivos, trampas, arreglos o milongas varias que arruinen la autenticidad de un largo legado. Hard rock del bueno, de alma bluesy, que evoca a Free, Bad Company, Status Quo o Thin Lizzy. Rock’n Roll que parte de los riffs rotundos del gran Carlos Raya y se sustenta sobre la rocosa base rítmica del batería Coki Giménez y el bajista Iván 'Chapo' González. Todo muy clásico como no podía ser de otra forma, pero no por ello menos inspirado. Y a las pruebas me remito: “Ahora y en la hora” es un trallazo que le sentaría bien al mismísimo Paul Rodgers. “Heartbreaker” tiene ese aire vacilón tan del gusto de Rod Stewart y un estribillo que se graba a fuego. “Juicio final” tiene una letra que reivindica una vez más a Carlos como escritor de temas que van más allá de las socorridas historias de amor-desamor. “Janis, Amy, Billie” es un precioso homenaje a los juguetes rotos más olvidados del negocio: las mujeres. Y “Cactus en el corazón” es un precioso broche de oro en forma de balada perpetrada para el lucimiento de unas cuerdas vocales paridas para y por el rock. Canela de la buena.
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