Las cosas claras. La actitud de este trío estadounidense le pone a uno los nervios de punta, están cargados de puñetas, sus tonterías resultan algo ridículas, ofrecen un directo más bien pobre –ah sí, se supone que grabaron un disco en directo, pero aquello no colaba ni para atrás- y tal es la sobreexposición a la que nos someten algunos medios extranjeros que lo más sencillo es odiarles (tranquilos, ahora podrán compartir su furia con Sum 41).
Sólo que, cuando uno escucha sus canciones, la evidencia gana la partida. Blink 182 son, en la actualidad y hasta que se los coman, la formación de hardcore melódico con las canciones más redondas del género. No busquen eclecticismo, variedad, madurez, sorpresas o mandangas, porque no estamos hablando de un grupo inquieto. Estamos, más bien, hablando de un grupo que ofrece canciones de género impecables, de estribillos eficaces, del minutaje necesario y que Jerry Finn nos ofrece con excelente sonido. Podrían no ser más que unos tontos con suerte, pero, mira por dónde, da la impresión de que se la saben larga.
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