Menuda sorpresa, y de las grandes, ha supuesto para un servidor el disco de The Young Veins. Sorpresa porque quién capitanea el grupo son los dos miembros fugados de ese engendro que ¿fue? (aun no han anunciado oficialmente su separación) Panic! At The Disco. En su nueva aventura Ryan Ross y Jon Walter abandonan, por suerte, el imposible emo-pop con tecladitos de su anterior banda, para abrazar el pop más epidérmico de los sesenta con la vista puesta en el merseybeat inglés y el pop californiano más luminoso. Los más rácanos a la hora de buscar referentes nombrarán solo a The Beatles, The Byrds y The Beach Boys, pero este joven y flequillero combo norteamericano recuerda, y mucho, a otros grupos menos mediáticos de los sesenta, maravillas del calibre de The Beau Brummels, The Grass Roots, The Hollies y Herman's Hermits, entre otros. The Young Veins, sin inventar nada, se han sacado de la manga un radiante debut lleno de excelentes tonadas (algunas son memorables, apunten: “Cape Town” y “Everyone But You”), que se convierte, con todas las de ley, en la perfecta banda sonora para este verano que acaba de comenzar.
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