El binomio formado por el ex-Nirvana Krist Novoselic y la cantante venezolana Iva Las Vegas ha dado como fruto un álbum caracterizado por una dosificada mezcla de estilos, consecuencia del origen y los antecedentes de cada uno de los miembros de Sweet 75. De todas formas, a pesar de la mayor influencia que a priori podría deducirse de los orígenes de su cantante, se trata básicamente de un álbum de rock, con un sonido típico de los grupos del norte de la costa oeste norteamericana ("Bite My Hand","Red Dress").
Así, en este marco, sorprenden los ejercicios de regusto más caribeño como "La vida" (cantada en castellano y con un acompañamiento salpicado de ritmos afro-cubanos) y sobre todo la canción tradicional venezolana "Cantos de Pilón", donde el ahora residente en Seattle Peter Buck colabora tocando la mandolina. También resulta curioso el contraste entre las trompetas y la guitarra de Novoselic en "Dogs", algo que le proporciona al conjunto de la pieza un efecto auditivo muy atractivo, al igual que ocurre con los arreglos de cuerda de la inicial "Fetch".
En cualquier caso, esos apuntes no deben considerarse más allá de lo anecdótico puesto que, como he dicho, Sweet 75 han hecho un disco de rock, cercano a veces a unos Hole menos estruendosos ("Six Years"), casi mimético, otras, a los bostonianos Throwing Muses ("Nothing" o "Take Another Stab", donde Las Vegas muestra un registro de voz muy próximo al de Kristin Hersh) o evocador de una Diamanda Galas más arropada y menos trágica ("OdeTo Dolly"). "Sweet 75" no es, como dice Novoselic, un "álbum rock tradicional", pero casi. De cualquier manera, sí que es un disco que se agradece escucha tras escucha.
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