Lo de Antony es una constante a lo largo de cuatro álbumes: la sempiterna búsqueda y elogio de la luz frente a la oscuridad, sin disociar exactamente una cosa de la otra. Es un maestro convirtiendo lo más contradictorio de su vida –la gigantesca dimensión de su cuerpo frente a la cristalina mirada de fragilidad en su blanquecina cara- y de la naturaleza de los hombres en armonía celestial, elevándonos a nuestro propio purgatorio terrenal. Sus pecados son transformarse en flamingo que sobrevive en medio de la gran ciudad y convertir la vida de drag en arte (prepara una puesta en escena de Marina Abramovic y el prólogo a este nuevo disco en su edición deluxe ha sido escrito por el director del centro de arte emergente MoMA PS1). Luces frente a la oscuridad, velas tras las plumas. Todo muy interesante pero imposible de realizar sin su increíble voz y su piano, que en este trabajo afortunadamente (y pese al despiste del single de lanzamiento “Thank You For Your Love”) vuelve a ser lo mismo. A partir de ahí uno puede dudar de la aparición de Bjork en “Fletta”, pero poco más. “Swanlights” (“Luces de cisne”) vuelve a plantear el choque entre un océano y la punzada de un pequeño cristal de arena en el pie, inspirando dolor o recreación sentimental con máxima armonía y profundidad universal. De ahí que Antony continúe siendo único a la hora de descubrirnos aquello de nosotros mismos que hace tiempo guardábamos en silencio. El nuevo álbum es una introspección en temas como la familia (“The Great White Ocean”), las relaciones personales o el amor (“Christina’s Farm”), pero de modo más positivo (“Everything Is New”, “I’m In Love”), que en anteriores trabajos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.