¡Ya están aquí!. Los profetas del big beat vuelven con su tercer álbum bajo el brazo. Un trabajo esperado por muchos, y temido por muchos menos de lo que se dice, que llega envuelto en confusas referencias: ¿más pop?,¿ más psicodelia?, ¿mayor comercialidad?... Tras la escucha del disco surge la sorpresa y se disipan las dudas: han dejado atrás el ácido breakbeat, característico de su sonido, en favor de nuevas y variadas atmósferas que, por momentos, se acerca a Velvet Underground, o miran hacia el electro, el ambient, y el trance. «Music: Response» abre el disco con su electro–breakbeat, un puente a sus anteriores trabajos. Directamente y sin pausa «Under The Influence» nos lleva por hipnóticas sendas de techno y acid. Sonidos que también impregnan las espirales progresivas (tan propias de Underworld) del single «Hey Boy Hey Girl» y de «Out Of Control», donde las voces de Bernard Summer (New Order) y Bobby Gillespie (Primal Scream), nos retrotraen al mítico «Technique» de New Order. En esta mirada al pasado no se olvidan del house («Got Glint?»), ni del turbio funk («Orange Wedge»).Y si Hope Sandoval (Mazzy Star) en «Asleep From Day», y Jonathan Donahue (Mercury Rev) en «Dream On», bordan sus canciones con una magia velvetiana (¿electrónica o rock?), Noel Gallagher (Oasis) tiene en su honor la peor canción («Let Forever Be»). Con todo esto podemos decir que «Surrender» es su disco más ambicioso, intenso y valiente, en el que mirando al pasado logran su obra más perenne.
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