Supreme Ballon

Igual de juguetones que siempre, aunque algo perdidos en sus mundos de Yupi. El motivo puede que lo encontremos en que no han querido hacer de este séptimo disco otro trabajo conceptual más, como ya nos tenían acostumbrados.

Atendiendo a las ilustraciones de su nueva entrega, da la sensación de que el matrimonio estadounidense esté en las nubes en un globo aerostático desde el cual va hinchando y deshinchando todo tipo de sonidos y ruiditos electrónicos, modulando pasajes voluptuosos y frecuencias chirriantes. Y parece que no quieran bajar de su propia esfera en la que se sienten como únicos. O bien puede que eso sólo nos lo parezca ante la falta de poderles atribuir adjetivos como novedoso o llamativo. Indicio, éste, de que les hemos acabado pillando el punto y contextualizando su música descontextualizada. Fueron lo más de la electrónica-pop más creativa y con intelecto, y ahora andan algo desorientados o les ha volado la hoja de ruta, dos años después de su anterior disco. Aunque todo sea dicho: su música nunca nos sirvió de guía porque siempre fueron y siguen siendo algo esquivos y siempre jugaron a desorientar. Su electrónica humanizada mediante su siempre imperante técnica del clicks’n’cuts ha dado paso ahora al manejo absoluto de todo un ancestral arsenal de sintetizadores y maquinitas varias. El micrófono para captar sonidos provocados por objetos cotidianos ya ha dejado de ser su quimera. Estamos ante un museo anacrónico de experimentación sonora, si cabe más asimilable a la primera.