El dúo inglés ha sido consecuente con su nuevo trabajo. “Black Cherry” se desmarcó de su antecesor de tal manera que aquello empezó a asemejarse a un juego de máscaras. Pero no, ahora siguen el mismo sendero electrificado, oscureciendo la instrumentación, aportando más maquillaje y purpurina, y recargándolo con mayor dramatismo.
Goldfrapp han acelerado e intensificado su sonido para crear unas canciones de electro-pop cabareteras que juegan a rememorar la época dorada del glam de los setenta, reivindicando la electrónica analógica de sintetizadores de los ochenta y actualizándolo todo para no caer en el anacronismo.
El primer single “Ooh La La” y “Fly Me Away” son dos de sus mayores aciertos, pero también hay espacio para los medios tiempos afectados sin la chispa ni la producción que encandilaron en “Felt Mountain”. Es por eso que a veces caen en la caricatura de ellos mismos, de hecho de ella misma, de una Allison que con su ambigüedad sexual y sus ínfulas de artista plástica es cada vez menos creíble, tanto que temas como “Koko” parecen un Kate Bush meets Eurythmics que da miedo.
Thanks Matthew, I'm really proud of it so it's good to get your feebadck. Can't wait for the new Tales novel in the New Year, but a little sad to hear it's the last one!