Al grupo de David Lowery (voz y guitarra) y su inseparable Johnny Hickman (guitarra solista) siempre les hemos tenido en gran consideración. Tanta que incluso fueron protagonistas de una portada de la revista hace seis años con motivo de la gira que organizamos junto a los Australianos You Am I y que mucho me temo puede haber marcado un punto de inflexión tanto creativo como de popularidad de la banda. En aquella época tan sólo hacía un año que habían publicado el excelente y variado “Forever” que contribuía a engrandecer su cancionero. Desde entonces las cosas han ido muy despacio y año tras año Cracker se han hecho más veteranos para el rock’n roll. Sin embargo, lejos de dulcificar o rebalandecer su propuesta, la han ido endureciendo aún más. Por eso no deja de ser curioso que sea precisamente en los momentos más crudos, asperos y acelerados de este disco donde presentan sus mejores credenciales. En temas como “We All Shine A Light”, la cruda y punk “Hand Me My Inhaler” o la rápida y filigranesca “Time Machine” está lo mejor de un álbum que se completa luego con un par de medios tiempos (preciosa “Turn On Tune...” de lo mejor del álbum) , una elegante balada (“Darling One”) más otro tema lento y vaquero (“Friends”)....etc . Vaya que el principal lastre que acarrea es que las canciones suenan en exceso a viejas conocidas, con lo que se nota cierto agotamiento en la propuesta creativa. Si a eso le sumas que el gran Kenny Margolis (teclados) se ha apartado momentaneamente de la banda (no participa en el disco) para volcarse en sus reciclados Lucky7 (ahora llamados The Upsouth Twisters), pues comprenderás que mi entusiasmo esta vez ante lo nuevo de Cracker sea más bien moderado. Lo cual no quita que sean una gran banda de rock americano y este un disco que se puede disfrutar.
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