La genialidad y oscuridad de Mark Kozelek en cada uno de los álbumes de Sun Kil Moon se dan la mano, se saludan, y comienzan a pelear en una suerte de reto pujilístico en el que cada una de las canciones podrían funcionar como asaltos de un combate de boxeo, incluso por su duración.
Y no es que genialidad y oscuridad sean elementos confrontados dentro del arte musical, y menos hablando de bandas como Sun Kil Moon, pero sí que es fundamental encontrar el equilibrio entre ambos para desarrollar con mayor consistencia el mensaje que se pretende transmitir. Ahora bien, todos estos postulados teóricos se tambalean al desafiar cualquiera de los trabajos de la banda americana, cuyo proceso de creación, composición y fijación de su obra se aleja de cualquiera de los cánones clásicos.
“This is my dinner” (Caldo Verde, 18) fue grabado a caballo entre Copenhage y San Francisco, durante y tras la gira europea del pasado año 2017, respectivamente. La mayoría de las canciones fueron interpretadas en directo antes de ser grabadas, lo que da una idea de la alternancia de caminos citada anteriormente.
En este debate interno sigue teniendo cabida ciertos indicadores de calidad en los trabajos de Sun Kill Moon. Así como es indiscutible su obra culmen hasta el momento, “Benji” (Caldo Verde, 14), su extenso e inmediato predecesor, “Common as light and love are red valleys of blood” (Caldo Verde, 17) quedó lejos de la excelencia del grupo, situándose el nuevo largo que nos ocupa en ese amplio paramo intermedio entre ambos trabajos.
Letanías que automagnifican la figura de Kozelek, como es el caso de “This is not posible” se alternan con grandes temas en el arranque del disco, donde melodías hipnóticas te tientan a entrar en un largo viaje de carretera y manta gracias al tema que da título al álbum “This is my dinner”. Los punteos de guitarra de “Linda Blair” te animan a seguir a lomos de este viaje, aunque la inclusión de voces guturales poco acertadas te invitan a lo contrario, estableciéndose una tónica poco regular durante la primera parte del LP que hace temblar el esqueleto de este trabajo.
Gracias al pujante quebranto de “Copenhagen”, donde reluce significativamente el mejor spoken word de Kozelek y el intimismo diferencial de “Candles”, vuelve a retomarse el pulso de un trabajo que se adentra en el tramo final con luminosas piezas folk como “David cassidy”, un disparatado cover de “C´mon get happy” –perteneciente a una antigua serie de televisión- u otra maravillosa versión del “Rock n roll singer” de AC/DC. Destacando, antes de la despedida, un último regalo en forma de pasaje psicodélico y virtuoso en “Chapter 87 of he”.
A fin de cuentas, “This is my dinner” es un disco extravagante, a los que acostumbra Sun Kill Moon, con ciertas lagunas de ensamblaje en su discurso sonoro, y donde se intercalan piezas de gran nivel con otras más discretas, empleándose una literatura de lo más descriptiva, de la que se vale Kozelek para detallar todo tipo de vivencias cotidianas y reflexiones personales marca de la casa.
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